lunes, 29 de diciembre de 2008

LA VIDA

A veces la vida se pone frente a ti, negra, grande, afilada. Sus ojos te miran fijamente, sin expresión, todo negrura. No te dice nada, pero debes saber, por su porte y su grandeza, que va a ir directamente a por ti.

Entonces no corras, no pienses. Colócate de frente, cara alta, pecho arriba, prietos los músculos y serio el rostro. Cítala solamente una vez, con una voz alta, ronca, con la mano arriba y el gesto seguro. Y entonces no te muevas. Ella arrancará, en línea recta, sin vuelta atrás. Sentirás que tus atributos se hacen pequeños, que los pulmones se agrandan y que el corazón late tan fuerte que te da golpes, como un martillo. Sentirás también que debes huir, pero no debes moverte, nada. Tienes que esperar a que se acerque, a que se haga tan enorme que parezca que no puedes evitarla. Un solo movimiento te salvará, primero despacio hacia la izquierda, un paso a cámara lenta, y luego otro paso a la derecha, éste tan rápido como un látigo, y la vida pasará junto a ti, rozándote. Cuando sientas su bufido justo detrás de la cabeza, es que ha llegado el momento de correr, lejos de allí, por donde no se lo espera, de ponerte a salvo muy deprisa.

Si no lo has hecho bien, habrás sido arrollado, golpeado y arrastrado hasta que alguien, que a veces lo hay, te la quite de encima, con valor y un engaño, o peor aún, habrás sido empitonado y ya no habrá más.

Si lo has hecho bien, si no te has dejado vencer por el miedo que sentías como solamente el miedo se siente, podrás volver la cabeza y mirarla. Hazlo, pero no te rías, no le hagas un desplante y, por supuesto, no te abras, desafiante, la taleguilla. Solamente mírala, haz una mueca de alivio, saluda y desaparece, porque, te lo aseguro, volverás a verla de frente, sin remedio. Mientras esto sucede, vive, disfruta de los tuyos, vive…

jueves, 25 de diciembre de 2008

Navidad?


El pastor no sale en las fotos, y mucho menos su fiel perro, siempre tras él, sin preguntar.

Siempre sale la Familia, la Virgen y el Niño, e incluso San José (padre y no padre). Siempre salen los Reyes Magos (y ahora el gordito de rojo), la Estrella e incluso Herodes y la lavandera.

Pero no el pastor que carga su cordero, y mucho menos su fiel perro...